Tienen que alcanzar lo mismo que les dieron a ellos.
Pero con su cuerpo y no con su suerte.
Nunca lo supieron ni lo sabrán. La vida no nos deja saber muchas cosas.


El sol despierta cada mañana, gracias le dicen los ojitos.
Es mejor con las manos tibias.
La cruda r e a l i d a d.




Con manchas en los cachetes, tierra en las manos y barro en los piecitos. Corriendo sin saber hasta donde va  a llegar.
¿Hasta dónde nos van a seguir?






Nadie tiene ganas de limpiar la vida que sobra, la que desperdiciaron aquellos.
Desperdigados por los pasillos van los bolsillos llenos de canicas, buscando una mano que los lleve a algún lugar.
Algún lugar mejor donde no nos griten las alarmas, donde no nos echen las campanas.


Cartas de amor a los encuentros fugaces. Pasiones que matan el tiempo y matan alrededores.
Miradas convertidas en risas. Abrazos que se hablan y se esconden.


Todos encontrados, todos cerca. Tantos lejos, ya no importan.
A veces todo se desarma y aunque nadie mas lo ve, de a poco, cansados, ellos lo vuelven a armar, lo vuelven a pegar, a su mundo olvidado.


Un mundo lejano que cada día pelea por levantarse.
Un mundo que algún día, espera ser mejor.















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1 comentario:

Anónimo dijo...

Nice!