Como bailando entre las tardes de rosadas nubes y rosados cachetes.
Mira las trenzas y los cabellos que se los lleva el viento, sus sonrisas se dibujan con sonidos del mar.
No tenía nada que contar, era que se juntaban, otra vez, nada mas porque sin verse se olvidaban de los sentidos y de las emociones.
Cuando volvían a sus casas lloraban porque sabían que un día la vida los iba a separar y ya no iban a tener con quien descansar de la vida. Era el miedo a ese día en que la vida llegara.
Después ya no ladraban los perros ni morían las flores de los cumpleaños.  Simplemente eran cantos de algunos grillos que molestaban a la noche.
Capaz algún casette viejo traía recuerdos de sueños o esperanzas ya gastadas, débiles, como comenzando a morir.
















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